martes, 20 de octubre de 2009

La cultura no es negocio

Motiva el presente escrito la necesidad de fijar mi postura, la del grupo de trabajo que habitualmente me acompaña y la de muchísimos rafaelinos que me han llamado al enterarse que, para acceder a las bondades de un moderno "Multiespacio" como se ha dado en llamar, hay que demoler -sí, DEMOLER- el Museo Municipal de Bellas Artes Dr. Urbano Poggi y el Museo de la Fotografía.

Digamos, simplemente para situar al lector, que el Museo de la Fotografía es uno de los dos que existen –en su tipo- en nuestro país y que la colección que alberga el "Urbano Poggi" se ha construido pacientemente a través de décadas.

Vale aclarar en forma concluyente que no estamos en contra de la construcción de un nuevo lugar con locales comerciales, donde también haya espacio para la Escuela de Música, el Liceo Miguel Flores, la Biblioteca y el Archivo Municipal, la Orquesta de Tango y el Coro Municipal; no estamos en contra, antes bien a favor por las posibilidades laborales que habrá de brindar si es que las previsiones que se formulan son correctas. Pero sí nos oponemos, sin ningún tipo de atenuantes, a la destrucción lisa y llana del Museo Urbano Poggi y Museo de la Fotografía, obras demasiado nuevas y costosas, que referencian una etapa de la construcción común de nuestra ciudad, no tan lejana en el tiempo pero riquísima en cuanto hace a recoger el esfuerzo y la inteligencia de muchísimos rafaelinos que pusieron su granito de arena en el devenir histórico de esta ciudad.

El valor cultural y patrimonial de lo que se pretende destruir
Si hemos sabido respetar el nombre del Dr. Don Urbano Poggi, Intendente de nuestra ciudad, aún cuando no fuera de nuestro signo político... ¿cómo es que no tenemos la inteligencia suficiente para respetar las obras en las que miles de rafaelinos pusimos esfuerzo, capacidad y dinero...?

Recordemos que los dos museos que ahora se quieren demoler "para volver a construirlos" (dice el sabio refrán popular: "más vale pájaro en mano...") fueron inaugurados el 19 de julio de 1998; las salas están dotadas de la mejor tecnología en cuanto refiere a iluminación, climatización, montaje y otros equipos específicos. En estos 11 años se habilitaron numerosas muestras de jerarquía nacional e internacional -tanto en fotografía como en otras artes visuales- que nos han posicionado entre los mejores museos del país y son hoy puntos de referencia regional, provincial y nacional, sin grandilocuencia alguna.

El peligro de otorgar los espacios y bienes públicos a las iniciativas privadas y a la lógica de los mercados
Hoy se esgrime que los "números no dan" y que son los de la "iniciativa privada" quienes tomarán a su cargo la destrucción de dos obras de primerísimo nivel, orgullo de los rafaelinos. Pero la responsabilidad política de esa demolición es de quien tiene a su cargo la responsabilidad política de la ciudad, ser administrador no es ser propietario... la ciudad nos determina como mandatarios, no nos firma cheques en blanco.

La iniciativa privada no es la panacea, y menos aún si no se la condiciona desde la perspectiva publica con el consenso necesario.. Con el riesgo mayor de que dicha iniciativa privada se convierta en un negocio para pocos, sin tener en cuenta el patrimonio comunitario que no participa de los resultados.

Antes de tomar una decisión que involucra más de 45 millones de pesos, ¿por qué no se explica lo que hay que destruir?, ¿por qué no se escucha a tantas voces que no acuerdan?; ¿por qué no se trascienden los moldes clásicos de la democracia y se escuchan a las instituciones que hicieron y hacen historia dentro de un campo tan rico como complejo?

En cuestiones de monedas: presupuesto participativo; en cuestiones de millones... lo deciden entre unos pocos.
Con grandes publicidades se marca en cualquier barrio de la ciudad el Presupuesto Ciudadano, tanto la construcción de un playón deportivo, o la instalación de luminarias, cuestiones de indudable valor... pero se resuelven sin consulta alguna el destino de importantes espacios públicos, y más grave aún, se decide que la demolición de patrimonio histórico "y cultural por el solo hecho de hacer cerrar los números del negocio: se cae toda la inversión" si no demolemos esos dos Museos y los re posicionamos.

Justamente, la participación de la ciudadanía debería ser aplicada a las decisiones transformadoras que generan efectos que superen los períodos de un mandatario y que, a la vez, modificarán sustantivamente la economía y el patrimonio de una comunidad. Partamos de la base que el trabajo acumulado por otras generaciones, que es precisamente el denominado patrimonio público, no debería ser tocado sino -antes bien- mejorado, pero sobre lo que ya está... no sobre promesas.

No es ésta la primera vez que la actual administración cede libremente bienes públicos a empresas privadas; bienes que no pertenecen -repetimos- a los administradores sino a todos los rafaelinos. Un ejemplo concluyente es la entrega de dos hectáreas, previstas inicialmente para un parque y paseo, para construir un centro comercial a cambio de concluir la nueva terminal... hoy, las dos hectáreas "lucen" como una estructura apenas iniciada, con yuyos por donde se mire. Basta con leer el diario Clarín del lunes 12 de octubre donde aparece una noticia que referencia lo dicho: “el grupo francés Casino, pensaba desembarcar en Rafaela, pero pisó el freno”.

La "iniciativa" de la vieja Terminal de calle Sarmiento... ¿no seguirá el mismo camino? Si Usted no lo ha visto, lo invitamos a admirar las bondades de este tipo de iniciativas que, aunque cueste creerlo, no se sabe cómo terminarán.

Se nos ocurren varias preguntas, aunque no tenemos la pretensión de agotar la lista: Durante el plazo que dure la obra: ¿qué destino tendrán las colecciones permanentes de ambos Museos? ¿Dónde y cómo se desarrollará toda la actividad cultural…?

Si acaso, por los vaivenes de la economía tan habituales por otra parte en nuestro país, el proyecto comercial en un lapso deja de ser rentable... los museos ¿quedarán perdidos en medio de la nada? ¿Es verdad que los nuevos museos estarán en un tercer piso?

El apuro por aprobar y empezar la obra sin atender legítimos interrogantes... ¿no esconderá una veta electoral?
Para cerrar, solamente nos resta decir que estamos convencidos que siempre es más fructífero para el correcto desarrollo de la ciudad, que lo público y lo privado estén en armonía, en una tensión que respete las necesidades de unos y otros; si la armonización solamente pasa por la obtención de lucro, olvidamos que la lógica de la actividad pública es otra, ni mejor ni peor, pero es otra.

La manera de crecer como ciudad no es brindando espacios que construyeron decenas de generaciones para que otros lleven los réditos fuera de esta comunidad; al contrario, hay empresas locales que transformaron bienes propios en lugares comunes: los ejemplos sobran afortunadamente.

Lamentablemente en estos años se apeló demasiado a aquello de dejar pasar el tiempo... que los bienes sufran deterioros y luego una iniciativa privada nos salva: la Recova, el supuesto "centro comercial" contiguo a la nueva terminal, el proyecto del "Multiespacio" en la vieja terminal de calle Sarmiento. Siguiendo en esta lógica, no habrá que sorprenderse cuando una mañana, titulares de diarios nos desayunen con la "construcción de un inmenso shopping en el Parque Balneario Municipal..., total, ¡hay tanto espacio!

Mientras tanto, seguimos con folletos coloridos y grandes campañas promocionando el presupuesto participativo para ver si cambiamos los focos de la esquina o hacemos un desagüe (previsto ya en el plan de obras hace tiempo), echándoles la culpa a otros por lo que no hacemos nosotros. Pero... el que decide es Usted, ciudadano. Y siga participando.

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